24 de agosto de 2011

La vasija agrietada


Un cargador de agua sostenía sobre sus hombros dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua. Cuando llegaba al final del largo camino, la vasija rota sólo contenía la mitad de su contenido. Durante dos años completos, esto sucedió diariamente. 

Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pero la vasija agrietada se sentía miserable y estaba muy avergonzada de su propia imperfección. Después de estos dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador: - Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo, porque debido a mis grietas sólo puedo entregar la mitad de mi carga. Debido a mis grietas sólo tienes la mitad de lo que deberías. 
- Cuando regresemos a casa, quiero que notes las hermosas flores que crecen a lo largo del camino - dijo el aguador compasivamente. Así lo hizo la tinaja, pero de todos modos se sintió apenada, porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar. 
 - Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? - dijo el aguador 
- Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado. Si no fueras exactamente como eres, con todos tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.

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